lunes, 13 de octubre de 2008

Pataditas

Fue un contacto leve, casi imperceptible. En realidad ella se apresuró a disculparse.

-Perdona, te estoy machacando el tobillo

Mi otro "yo" hubiera respondido con un -puedes seguir clavándome la punta de ese zapato abotinado todo lo que quieras, ahora y cuando terminemos de comer-; pero la presencia de otras ocho personas a la mesa, unido a mi innata cobardía y mi incapacidad para el pecado más allá del pensamiento o la omisión lo dejó en un:

-No es nada, ni me había enterado

Sin embargo, unos minutos después, esa puntera volvía a golpear mi pierna de forma muy ligera pero repetida, casi frenética. Ella no volvió a disculparse y yo no me queje.

¿No es absurdo que una tontería como esta me consiga una sonrisa toda una tarde?

5 comentarios:

Lucía dijo...

No es absurdo. Es bonito. Cursi, porque fuera de contexto casi todas las cosas bonitas son cursis (mis posts, son lo más cursi del mundo).

Es tan absurdo como querer atrapar un rayo de sol para tenerlo en invierno cuando las noches sean largas y frías... ¿o no?

Ignatius dijo...

¿cursi? ufff, lo que me queda por aprender en esto de los blogs.

Lucía dijo...

No pretendía ofenderte, perdona si lo he hecho, pero es que creo que todo este tipo de cosas, fuera de contexto, son pelín cursis...

Carlos Añejo dijo...

Si es que la felicidad no es más que te peguen una patada... excepto en las partes nobles, claro.

De náufrago a naúfrago.

Ignatius dijo...

Lucía: ¿Ofenderme? nada más lejos, me hizo gracia la palabrilla y agradezco el comentario, seguro que en próximas entradas lograré darle ese toque de motero salvaje que quiero, ja, ja.

Carlos: Bienvenido, y no te preocupes, como soy bastante alto es dificil acertarme.